LIBRO DE VISITAS

lunes, 24 de diciembre de 2012

22/12/12

Hola, ¿qué tal os ha ido el Fin del Mundo? ¿Ha habido extraterrestres o erupciones de volcanes? A mi me ha tocado trabajar la noche antes y después, por lo que me ha pillado la extinción de la Humanidad durmiendo. Pero al menos, me han ocurrido un par de cosas menos "apocalípticas". Os pongo en situación:

Hora: 7:20 de la mañana del 21 de diciembre.

Lugar: Hall-Recepción.

Protagonistas: Recepcionista, camarera y cliente.

Como acabo de indicaros, eran poco antes de las siete y media de la mañana (hora en que da comienzo el desayuno del hotel), y la compañera encargada de los desayunos se acercó a la recepción para... ¡qué narices!, para hablar los dos, ¿pasa algo?

Mientras estábamos en ello, veo bajar por las escaleras del hotel (justo en frente de la recepción, y por las que se accede a los pisos superiores de las habitaciones) a un cliente. Hasta ahí todo normal, ¿verdad? ¡Y si os dijera que el susodicho iba en calzos? Y camiseta. Decoroso y pudoroso el buen hombre, eso sí. Los dos le vemos bajar las escaleras, hasta el piso de abajo (donde tenemos los aseos, el acceso al garaje, la lavandería y las salas de reuniones para los grupos de empresa. Imaginaos la cara que se nos puso cuando le vemos bajar. Sobre todo por las (no)vestimentas. ¿A dónde irá? ¿Al baño? ¿No hay baño en las habitaciones? Eso me preguntó la compañera, medio en broma, medio en serio. Lo mismo el compañero estaba ocupando el baño de la habitación, o no funciona, pero si no funcionara, lo habría dicho en recepción a la que bajaba, ¿no? Cuando iba a ser la hora de abrir el comedor para los desayunos, la compañera se va, pero nos quedamos los dos con la mosca detrás de la oreja por este hombre, así que, si le veía subir, la avisaba con un telefonazo o algo, pero no hizo falta, porque la compañera se asomó por la recepción un momento, el momento justo en que este hombre emergía de las profundidades del hotel y volvía al piso superior donde tenía la habitación, no sin antes comentarnos "que había ido al baño".

Y esta noche (la siguiente), me llaman al teléfono (a la centralita, vamos). Me responde un cliente que acababa de entrar diciendo que no le abría la puerta. Nuestros teléfonos tienen identificador de llamada, por lo que sabemos si nos llaman de una habitación, de un departamento o si es una llamada externa. A mí me salía llamada externa. Vamos, que el hombre, por no acercarse a la recepción, llamó al teléfono desde su móvil. Un vago, vamos. Este hombre prefería gastarse dinero en vez de suela.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

12/12/2012

Buenas a todos!!!

Ya hacía mucho que no actualizaba, pero porque no había nada que contar. Hasta ahora.

Veréis:

Una de las tareas que realizo por la noche, casi al final, cuando ya está todo hecho, es revisar, a diario, los comentarios que realizan los clientes sobre el hotel en un par de páginas web. Y cuál es mi sorpresa al ver un comentario, cuya puntuación final es un notable, con comentarios positivos como que las habitaciones son grandes (una de las cosas que más gustan a nuestros clientes), pero la sorpresa viene ahora, en el comentario negativo. No es del tipo "el desayuno es escaso" o "el agua de la piscina es fría" (como apuntan algunos clientes), sino que este cliente, sin tapujos, nos suelta que "no piensa volver al hotel simplemente porque en las televisión de la habitación no se ve Intereconomía". TÓCATE LOS PIES, TIO CASIMIRO!!! Como melones de Villaconejos. Claro que sí, muy bien. Como esta ciudad está gobernada por "los totalitarios socialistas" todos aquí tenemos prohibido sintonizar canales como Intereconomía, 13TV o Libertad Digital (que son las tres cadenas que comenta el cliente). Siguiendo ese ejemplo, es como si yo dijera que no pienso ir a tal hotel porque no me gusta el color de las cortinas, o no pienso ir a cual hotel porque no me gusta cómo le queda el moño a la recepcionista.

Un poquito de seriedad, señores. Y de por favor.

Bueno, y dicho esto, me voy al fisio a ver si me puede dejar el culo derecho, que se ma quedado tan torcido que se ha vuelto del revés.

lunes, 26 de noviembre de 2012

25-11-2012

Sábado. Doce de la noche. Restaurante abierto. Normal. Pero no por bodas (siendo las fechas que son, es lógico que la gente se case menos), sino por un grupo que cenaba. Juerga. Normal, pero la música de la "disco" no era la que tanto me tenían acostumbrado. No había ni Bisbales, ni Chenoas, ni "modo retro" (ABBAs, Julio Iglesias, Raphaeles). No, lo que sonaba tenía un toque algo más... ¿cómo decirlo?... más agitanado. Y no, no es que pusieran toda la discografía de Pitingo, no. Lo que se oía era flamenco y gitaneo en todo su esplendor. Y el grupo, no era una reunión familiar de algún clan, no. Era un grupo de una reconocida firma nacional que me dejó con el culo torcío al oír la música del "baile" post-cena.

domingo, 7 de octubre de 2012

07/10/2012

Hoy ha sido, sin ninguna duda, ha sido la peor noche de estos cinco años que llevo currando (se cumplieron a finales de septiembre). Porque, ¿sabéis esa sensación de querer reventar cabezas pero no lo hacéis por educación? Pues eso. Os pongo en antecedentes:

Sábado. 4 de la mañana (aproximadamente). Se estaba celebrando una boda, como todos los sábados, y, bueno, a esa hora ya estaban los invitados desalojando el salón donde se estaba llevando a cabo para, unos irse a las habitaciones y otros irse a sus respectivas casas. Lleva un grupo, joven más o menos (rondando la treintena), y les veo que van directos a la puerta del jardín (y, por tanto, de la piscina). Llego hasta ellos y les indico que está cerrado y que no pueden salir. Con la alegría aún en el cuerpo, se ponen a canturrear (auténticos hooligans, oigan!) y les convido a que se callen. "O salen a la calle o se van a las habitaciones". Dos, haciendo la gracia, me pregunta que por cuánto les dejo salir (oídos sordos). Lo malo es que al salir a la calle, se quedan junto a la fuente de la entrada del hotel a armar más barullo. Yo intento, por ENÉSIMA vez, hacerles callar, pero, chica, por un oído les entra.

Finalmente piden unos taxis y se van a seguir la juerga en la ciudad.

Y ahora diríes: "He leído tu blog y no difiere nada de otras anécdotas parecidas". Cierto, es similar a otras ya comentadas anteriormente, salvo porque uno de ellos, cuando les dije que la piscina estaba cerrada (porque iban directos a ella) uno de ellos, aun bajo el poder el alcohol, captó cierta peculiaridad en mi manera de hablar. Pueden reírse de mí todo lo que quieran, me pueden dar una paliza de muerte, pueden insultarme, pero hay dos cosas que no consiento a nadie. Ni a mis padres, ni a mi mejor amigo, ni a mi pareja. Ni siquiera a un famoso al que pueda conocer en persona y quiera hacerse el simpático:

1.- Chistes con mi nombre (que no os pienso decir cuál es, por guardar en anonimato y para que no sigáis vosotros con la gracia).

2.- Burlarse de mi forma de hablar.

Veréis, yo tengo un problema al hablar, concretamente en la pronunciación de la "r" (lo que se llama la "r francesa"). Uno de ellos se dio cuenta al oirme hablar y ya comenzaba "¿Cómo dices que está la piscina? ¿Abierta o cerrada?" Yo, ni caso, pero me estaban entrando unas ganas de reventarle la cabeza contra la pared...

Al final todo se pasó cuando se fueron... y cuando al poco aparecen los novios para pedir la llave de la habitación. El novio pidiendo mil perdones (que estaba en el grupo. ¡Podría haberme echado una mano el buen hombre!) y la novia, al enterarse, igualmente. Yo, con la mejor de mis sonrisas, disculpándoles diciéndoles que no era nada, que peores cosas me habían pasado. Para cambiar de tema, les pregunté qué tal el banquete. "Muy bien. Todo perfecto" "Pues eso es lo importante" Y ellos de nuevo disculpándose y tal.

Pero aquí no acaba la cosa, ya que esta gente ya estaba de vuelta a eso de las seis, eso sí, en grupos de dos o tres y directos a la habitación. Excepto tres de ellos (los últimos en llegar). Fue a eso de las seis y media de la mañana. Me preguntaron la hora del desayuno (empezaba a las ocho) y querían hacer tiempo quedándose en el hall. Por suerte uno de ellos se subió a la habitación y los otros dos tomaron dirección a la escalera... para sentarse. Les digo que no se pueden quedar ahí, sentados, y los graciosos se me quedan de pie. Yo paso de ellos, no voy a seguir diciéndoles que no se pueden quedar en la escalera porque seguro seguirían haciéndose los graciosos, y esperando, esperando, al final se fueron ellos solos escaleras arriba. Como me olía yo que seguro se quedaban sentados en la escalera en el piso de arriba, les sigo, pero me les encuentro sentados en las sillas que tenemos repartidas en los pisos del hotel en los descansillos, a modo de decoración (y sí, la gente se puede sentar en ellas, pero en horario diurno, que esas siguen no siendo horas). Al momento, veo salir de una habitación cercana al tercero en discordia (el que se fue a la habitación nada más llegar), cerveza en mano. Entonces se levantan y bajan al hall, de nuevo. Al pasar por mi lado, uno de ellos me dice "No hace falta que nos siga, que nos vamos a quedar abajo haciendo tiempo, payaso", y al rato le oigo que dice a sus compañeros algo así como "menudo gilipollas". "¿Payaso y gilipollas? Pues ahora te vas a enterar", y llamé al de seguridad, que acababa de terminar su turno y estaba llegando a su casa. Llega, le cuento lo sucedido y va a hablar con estos chavales (porque eran chavales, de unos treinta). Viendo que no había manera de echarles, finalmente se les dejó quedarse (ya eran las siete de la mañana) pero que no hicieran ruido. El compañero se fue poco después (tenía que llevar a su mujer al trabajo) y yo tuve que aguantarles media hora más hasta que llegara el relevo. Para hacer tiempo me preguntan por el SPA (les doy toda la información correspondiente), y me piden que si les puedo abrir el SPA. "El SPA hoy abre a las 10" "¿Y si te pagamos? El dinero no es problema" Uy, caballero, veo que cojea un poco... "No nos dejas ir a la piscina, no nos hables el SPA... Muy mal, ¿eh?" Sí, muy mal, soy el mismo diablo. Luego le oigo comentar a sus compañeros algo así que si él tuviera un hotel, dejaría a los clientes que hicieran lo que quisieran. Pues raro va a ser el día que no te pidan una hoja de reclamaciones, chaval.

Poco antes de las ocho llega la compañera. Yo la pongo al día, como si los otros no estuvieran, y cuando al fin dan las ocho y se van a desayunar, le cuento tranquilamente todo lo sucedido.

En definitiva, entre el comentario que hizo de que "todo el mundo tiene un precio" y que cuando llegaron los periódicos, abrió La Razón y comentó la noticia de la senyera en el Camp Nou, el hombre cojeaba tanto que parecía que pisaba agujeros en el suelo. Vosotros me entendéis, ¿verdad?

HABER ELEGIDO MUERTE

Que a los jóvenes de hoy en día nos quiten internet casi significaría la muerte, pero en el caso del trabajo es eso mismo. Desde hace varios años, internet ha sido la gran revelación de la ciencia, y ya todo, o casi todo, se hace con o por internet. Incluido en el trabajo, los hoteles trabajamos con programas por internet, hasta que llegas a tu puesto de trabajo y te dicen que Internet ha caído. Que no puedes hacer nada durante las siguientes ocho horas. Por suerte, en el hotel se consiguió conectar el ordenador de la recepción con el servidor con un cable... de dos pisos de altura (el servidor lo tenemos en el piso inferior al de la recepción). Por tanto, sólo había UN ordenador que tuviera internet en todo el hotel. Tranquilos, que el WIFI sí que funcionaba bien. Lo único, ya que nuestra impresora tampoco funcionaba. Así que me las tuve que ingeniar para poder sacar todos los informes y archivos que saco todas las noches. Lo hice todo como si nada, y, al acabar, guardé todo en un USB y me conecté a otro ordenador cuya impresora sí funcionaba. Y ya.

¿Y las facturas? Bueno, gracias a Dios que, aunque fin de semana, no había mucho, así que saqué copia de facturas y las guardé en sus casilleros correspondiente, por lo que la compañera del turno siguiente tan sólo tendría que añadir los cargos que creara el cliente antes de su salida. A mano. En el papel.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

19/09/2012

Nuestro hotel tiene contratadas o pactadas una serie de habitaciones con varias agencias para vender, como todos los hoteles. Además, algunas de ellas se enmarcan en unos paquetes u ofertas concretos. En una de estas agencias, nuestras habitaciones se venden en varios paquetes, la mayoría incluyendo el SPA. En estos casos, siempre aparecen los horarios del SPA para que el cliente pueda ver cuándo puede o no usarlo. Cuando nos llega una de estas reservas, después de introducirla en el sistema de reservas, la pasamos a nuestros compañeros del SPA, que toman nota y se ponen en contacto con el cliente para hacer la reserva.

Una clienta reservó habitación de este último modo. Cuando llegan al hotel a hacer el check-in (la entrada), la compañera que les atiende les pregunta sobre la reserva en el SPA, si nuestros compañeros les llamaron para concertar la cita.

- Pues a mí no me ha llamado nadie.

- Pues es raro, porque siempre llaman al cliente.

- Yo, que he dado todos mis datos, mi teléfono, mi mail, y no nos ha contestado nadie,- responde el marido.

- Bueno, dejénme que llame al SPA a ver si es que se les pasó o algo.

La compañera llama al SPA y pregunta al compañero que estaba en ese momento. Que sí, que le llamaron pero nadie respondió. Como el hombre dijo que nadie les llamó, le preguntó a qué teléfono llamaron (pensando que les habría bailado algún número o algo). Y que sí, que habían llamado varias veces, pero nadie contestó.

- Ese es mi teléfono,- responde la mujer.

- ¿Y no vio que tenía llamadas perdidas del hotel?

- Yo sólo vi UNA llamada perdida, pero como no indentifiqué el número, no llamé.

TÓCATE LOS PIES!!!

Pero aquí no acaba la cosa, porque luego responde el marido, enfadado.... A SU MUJER:

- ¿Y cómo no llamaste luego?

Pero, vamos, que estaban empecinados en echarnos la culpa a nosotros. (Empecinados. Me encanta esa palabra. Es tan.... pornográfica).

domingo, 26 de agosto de 2012

TROLOLOL

¿Qué? ¿Pensábais que me había olvidado? ¿O que me habían despedido? (Bueno, lo segundo puede pasar, ya que mis jefes conocen el blog, así que debo medir mis palabras, como en twitter. Es un chiste, reíros). Como ya dije en algún post anterior, ya apenas pasan cosas dignas de mencionar en este blog, y si pasa algo, es "repe". Pero hace unos días ocurrió algo con ciertos tintes surrealistas.

Empiezo:

Llamaron al hotel para reservar habitaciones para un grupo (unas 30 habitaciones) que iban YA al hotel, así que deprisa a hacerlo todo: habitaciones, hacer las reservas, asignar habitaciones y tal y cual y pascual. Al rato vuelven a llamar: "Oye, que al final no vamos a ir hoy. Ya, si eso, mañana". Pues nada, a modificar la reserva del grupo para el día siguiente. Llega entonces el día siguiente y, ¿sabéis qué? Volvieron a llamar. "Que lo dejamos para mañana". Y vuelta otra vez. Y es que encima era un  grupo que iba a estar como diez días o así, que, la verdad, retrasando la entrada UN día, no afecta mucho; pero llamando durante CINCO días seguidos, que mañana, mañana, mañana, al final uno acaba con la mosca detrás de la oreja.

¿Y el título de este post? Los más avispadillos puede que ya hallan encontrado la relación, y es que este grupo nos ha estado troleando estos días, con eso de llamar para reservar un montón de habitaciones para YA y luego decir que no, que llegan mañana. Lo que me recuerda un artículo magnífico de Larra que os recomiendo leer (creo que a alguno le sonará, porque es de los más conocidos de este malogrado literato).

sábado, 28 de julio de 2012

DÓNDE ESTÁN LA LLAVES MATARILERILERILE...

1:30 de la noche. Llega un pequeño grupo de gente (10 personas) y suben a las habitaciones. Al poco baja una de las mujeres.

- Mire, que nosotros teníamos dos tarjetas para la habitación. Una nos la llevamos nosotros y la otra la dejamos en la habitación para dejar encendido el aire acondicionado y que la habitación estuviera fresca al volver, pero ya no está la tarjeta.

- ¿A qué hora se fueron? (Pensando que, si se fueron por la mañana, alguna de las camareras de pisos haya cogido la tarjeta tras hacer la habitación pensando que era de ella).

- Ha sido ahora. Que salimos a cenar.

Os podéis imaginar mi cara de alucinación.

- Eso es muy extraño, señora. Es imposible que nadie entrara en su habitación. (Y la explico lo de antes). ¿Seguro que dejaron la tarjeta en la habitación? Porque a lo mejor alguno de ustedes la cogió sin saberlo.

Bueno, que así siguió la cosa, tratando de explicarle que es imposible que nadie entrara en su habitación. La mujer termina por medio aceptar las disculpas y la explicación y se va, pero al momento baja el marido, con la misma música, y yo volviendo otra vez a la explicación.

- Gracias a Dios que no se han llevado nada y está todo en su sitio.

- Eso es lo importante.

- Pero míreme esto. Porque tiene que haber sido alguien del hotel.

Y yo continúo con mi retahíla. El hombre, finalmente, se va a la habitación. Pero aquí no acaba la cosa, ya que al poco me llaman a la recepción.

- Buenas noches, disculpe, soy de la habitación esta, que he estado antes abajo con usted. Que ya hemos encontrado la tarjeta. ESTABA EN EL SUELO.



domingo, 22 de julio de 2012

TROMPETAS Y TROMPAS

¡Cuánto tiempo, ¿no?! La verdad, iba a actualizar con una visita que tuvimos la semana pasada al hotel, pero como era el Getafe C.F., pues no sabía si actualizar o no, ya que ya vino el año pasado. Pero voy a actualizar con uno de los peores momentos que he vivido hasta ahora. Os pongo en antecedentes: sábado. Y como es sábado, había boda. ¡BO-DA! La única palabra que si se la susurras a cualquier persona, ten por seguro que si huye gritando despavorido, esa persona es recepcionista de hotel. La cosa es que esta boda se celebraba en el edificio contiguo al nuestro, provisto de salones preparados para acoger eventos de este tipo. La cosa es que estuvieron en un salón de la planta baja, con terracita y todo. Eso sí, lo más cerca del hotel a ser posible (era justo pared con pared con el hotel). Pues entre fuegos artificales que tiraron y que uno de los invitados quiso hacer gala de sus dotes musicales con una trompeta, así estuve las cuatro primeras horas de mi turno hasta que aparece un caballero en la recepción, pidiendo la hoja de reclamaciones.

- Disculpe, caballero, por las molestias, pero se trata de una boda, que ya ha terminado, y los invitados ya están siendo alojados (a todo esto, la trompeta venga tararí por aquí, venga tarará por allá).

- ¿Cree usted que un hotel como este se puede permitir esto?

- Nosotros no sabíamos que los invitados iban a traer instrumentos musicales.

Pero nada, le di la hoja de reclamaciones y se la llevó a la habitación. Entonces yo fui a la terraza de la boda y les pedí que dejaran ya la trompeta y el tambor (sí, hijos míos, sí, vinieron con el lote completo), que eran casi las 4 de la mañana (miento, las tres y media pasadas) y que no eran horas. Y entre una invitada que me dijo que dónde ponía cuándo eran y no eran horas y otros que se ponían a cantar yo ya me harté y les dije que un cliente ya se había quejado, y que como se me quejara otro, llamaría a la policía, ¡y se me enfrentan! Vamos a ver, señores: ustedes llevan bebiendo desde la tarde. No creo que estén en condiciones de tener una discusión conmigo. Yo lo que hice fue irme al final, ya que no había manera de hacerles comprender. Por lo menos se fueron poco después, con la música a otra parte. No sin antes llamarme "pijero" ¿Pijero, yo? ¿Por decirles que las tres y media de la madrugada no son horas de ponerse a tocar una trompeta? Cuando tengas una murga dale que te pego debajo de tu ventana toda la noche mientras intentas dormir, ya veremos quién es el pijero aquí.

Cuando llegaron los novios a la habitación, estuve por hacerles sabedores de lo ocurrido, pero, mirad, yo ya pasaba del tema, ya que el mal trago no me lo quitaba nadie, y si pensaba en ello, me enfadaba más.

viernes, 22 de junio de 2012

22/06/2012

Llamada a Recepción procedente de una habitación. Hora: 00:30 aproximadamente.

- Buenas noches, ¿podría decirme cuánto cuesta la habitación?

- ¿Disculpe?

- ¿Cuánto cuesta la habitación?

- ¿Qué habitación es?

- La 000

- Un momento, por favor...- mirando en el ordenador -. Esta noche son 85 euros.

- Dígame el precio total.

- ¿Las tres noches?,- vuelve a mirar el ordenador -. Son 300 euros.

- Gracias.

Si esto os ha parecido algo surrealista, imaginaos cómo será si os dijera que eran tres noches de alojamiento, y esa era ya la tercera.

Poco después, a la una aproximadamente, me llega una mujer pidiendo habitación.

- Es que vengo de Almería y estoy reventada. He ido a otros dos hoteles y están llenos por las bodas.

- Nosotros también estamos bastante llenos por las bodas, pero ha tenido suerte porque aún nos quedan unas poquitas habitaciones.

- ¿Precio?

- 120 euros, sin desayuno.

Y mientras tomo los datos de la mujer.

- El hotel es precioso. Parece un castillo. ¿La habitación está igual de decorada que el hall?

- Las habitaciones van acorde con el estilo del hotel, sí.

Y, de repente, cambia el chip.

- ¿120 euros? ¡Me parece muy cara la habitación!

- Hombre, tenga en cuenta que es sábado (el sábado suele ser más cara la habitación), estamos casi llenos, y ya empiezan las fiestas en la ciudad.

- Pues es muy cara la habitación.

sábado, 9 de junio de 2012

POR UN OÍDO ENTRA...

A ver si vosotros me ayudáis a resolver este enigma. Si un grupo tiene contratado con un hotel unos horarios (es decir, se han planeado horas de desayunos, comidas, cenas, reuniones, llegadas, salidas, idas y venidas), ¿por qué luego se pasan esos horarios por el arco del triunfo? Quiero decir, que en el tiempo que llevo trabajando en el hotel, he visto varios grupos que tenían contratado el desayuno a cierta hora (suele ser entre las 8 y las 9 de la mañana), pero luego ya empiezan a bajar a las 7.

Los desayunos del hotel son de 7 y media a 11 lunes a viernes y de 8 a 11 y media, fines de semana y festivos, pero la gente, ya digo, baja cuando le da la gana, y a veces bastante antes de la hora acordada (ya tuve hace tiempo un enfrentamiento con una cliente por este motivo). Pero lo último es un grupo que tenían acordado el desayuno a las 8 (además de que era sábado. Sí, HOY ha sido), y la primera persona ya se presentó en el hall a las 7 y cuarto. La chica que lleva los desayunos estaba aún montando el comedor (con la idea de que abríamos a las 8), y se encuentra de repente con una invasión de hambrientos una hora antes de la apertura. Intentó hacerles entrar en razón diciéndoles que no abría hasta las 7 y media (les veía tan ansiosos a los animalicos...), pero por uno les entra y por el otro les sale.

Desde aquí hago un llamamiento para los jefes de grupo u organizadores de este tipo de reuniones. Díganles a sus compañeros la hora del desayuno, y que antes NO se sirve. Que luego hay malos rollos (como aquella mujer que bajó a las 7 a desayunar y que hasta las 8 no abríamos, pero que ella se tenía que ir a las 7 y media y que sólo quería un café, y que no había manera de hacerla entrar en razón).

Y esto me lleva a otra pregunta: ¿por qué la gente NO pregunta dónde es el desayuno? Que tengo gente que sale del ascensor y como lo que ven delante luego es una puerta, la abren, sin saber que les lleva al restaurante. Y cuando se atreven a preguntar (indicándoles que el comedor del desayuno está a la vuelta de la esquina), ¡siguen recto! Vamos, que por uno les entra.

sábado, 26 de mayo de 2012

MARRÓN OSCURO CASI NEGRO

¡Tanto bueno por aquí! XD Bueno, al tema. Veréis, anoche tuve un marroncillo que, bueno, gracias a Dios que pude solucionarlo sin problemas, pero es que... Os pongo en situación. Llego al hotel, la compañera de tarde me comenta que la han llamado unos cliente avisando que llegarían tarde (a eso de la medianoche). La compañera llama a cocina y cafetería para que les preparasen una cena fría para subírsela a la habitación antes de que lleguen (a las 11 cerramos cafetería, restaurante y todo). Ahí se quedó la cosa. Los clientes finalmente llegan a las doce y media. Les comento que la cena fría ya la tienen en la habitación. Cuando suben, me comentan que no hay nada. Yo les respondo que lo siento mucho, habrá sido un despiste de cocina, aludiendo que estaban muy ajetreados esa tarde y se les habría olvidado. El hombre, ante todo, muy cortés y amable, me dice que quiere una solución, pero a esa hora ya está todo cerrado. Finalmente quiere poner una hoja de reclamaciones. Yo preparo la hoja cuando les veo salir del hotel. Pienso: "Estos se me van sin pagar y nada" Que, por otra parte, es muy comprensible. A la una de la mañana veo que aparece uno de los camareros con la bandeja. Yo me quedé muy sorprendido de verle, ya que pensaba que se habrían ido todos ya (vuelvo a repetir que a las once cerramos lo que es restaurante y cafetería). Finalmente les suben la cena. Al rato aparecen los clientes con una pizza y se acercan para poner la hoja de reclamaciones. Yo le comento entonces (con ganas de que me tragara la tierra) que ya está subida la cena, aludiendo que, como le dije antes, los cocineros estaban muy ajetreados y les prepararon la cena y la guardaron en una de las cámaras de la cocina, a la espera de que algún camarero pudiera subirla, pero que finalmente se les pasó. El cliente, algo disgustado, me comenta que qué hacían ahora con la pizza. Yo le dije que no se preocupe, que se la pagaba yo mismo, pero el hombre respondió que no. A todo esto, los jefes estaban conmigo. Finalmente, los clientes entendieron que todo fue un malentendido y que no pasaba nada, y que al final no pusieron la hoja de reclamaciones. Yo, más tarde, me metí en la cuenta de la habitación y, como vi que no tenían el desayuno incluido, se lo incluí, de gratis (qué menos), aparte de dejar una nota de NO cobrarles la cena. En fin, que esto es lo que pasa cuando falla algo en el hotel y termino siendo yo quien se lleva los golpes. En fin...

domingo, 6 de mayo de 2012

¿ME ECHÁBAIS DE MENOS? YO TAMPOCO XD

¿Qué? ¿Creíais que me había olvidado de vosotros, no? Pues no. Como yo tampoco me olvido de la familia de... ¡Qué día más soleado hace! jejeje En fin, tengo unas poquitas cosas que comentaros, como por ejemplo esos señores que llaman al hotel diciendo que se han encontrado en el banco un cargo de 200 euros. Le comentas que eso puede ser que al final no vinieron al hotel y es parte de la política de cancelación/no-show (esta política es que, si después de cierta fecha cancelas la reserva, o no te presentas en el hotel el día de llegada, el hotel tiene derecho a cobrarte un tanto por ciento de la reserva; lo normal es cobrarse la primera noche de estancia). El hombre te responde que él nunca hizo ninguna reserva a ningún hotel. "Lo mismo es del restaurante, que a lo mejor le han cobrado más por error". "¿Me pueden pasar con algún camarero?" Son las once y media de la noche y ya está todo cerrado. "¿Sabe usted si está trabajando algún camarero que estuvo hace diez años?" Y esta es la sorpresa: que este pobre hombre quería reclamar un cargo que se le hizo... ¡¡¡EN 2003!!! Y, bueno, esto realmente no me pasó a mí, sino a la compañera del turno anterior, que seguía tratando de razonar con el hombre (por teléfono) cuando llegué yo a medianoche.

Ahora se está celebrando una comunión (si, a las 2 de la mañana). Se trata de unos de los nietos de os jefes y, claro, tenía que ser en el comedor del hotel y no en ninguna de las salas del restaurante. Comedor que está justo debajo de las habitaciones. Comedor donde están con el DJ poniendo música. Comedor del que entran y salen más niños que en una casa del Opus Dei. Por suerte, aún no se han quejado ningún cliente, pero tiempo al tiempo (y ahora es cuando llaman todos los clientes quejándose *mira aterrado el teléfono pensando que sonará en cualquier momento*).

viernes, 23 de marzo de 2012

¡POR FIN ALGUIEN LO ENTIENDE!

Hace unos días encontré esta opinión sobre el hotel:

Hemos estado este finde semanas dos parejas de amigos y todos coincidimos en lo misom. Muy bien el hotel y la gente que alli trabaja. me ha llamado la atencion las quejas hacia el personal, porque fue correcto y nos tendio muy bien en todo momento. nada diferente a otros 4 estrellas en los ue me he estado alojando.
En cuanto a la dstancia al centro, la que se indica en todas las webs y que normalmente se mira antes de ir, no esta en el centro por ello es tranquilo. Pero en taxi no se tarda mas de 5 minutos y el importe es de aprox 6 euros a la ida y 8 a la vuelta. me hace gracia que la gente proteste por ello, que pasa que nadie mira las distancias???porque la culpa no la tiene el hotel sino los que van alli pensando que van a ver el acueducto desde la ventana...hijos, para eso estan las webs y los mapas, la publicidad del hotel en ese aspecto no es engañosa. 
El desayuno muy bien, un buffet de los mas normal como la del resto de hoteles de esa catergoria, pero donde prima la calidad frente a la diversidad.
Las habitaciones espaciosas, de la misma manera que el baño. calidad/precio muy bien. Yo repetiria.
Espero que os pueda servir. Ahora si despues de leer las opiniones tambien pienso que si el que va al hotel por ser un cuatro estrellas, cree que le han de dorar la pildora.....pues no. Tiene cuatro estrellas no quince!y yo pago por el sitio y el servicio no porque me alagen.
Muchas gracias 



¡Al fin alguien que comprende lo que significan las estrellas en un hotel!

Espero que los que leáis esto también os entre en la mollera y sepáis comportaros, porque yo, así se me trata, así trato yo, que a mí no se me caen los anillos si tengo que ponerme borde con algún cliente.

Gracias y un saludo.

domingo, 4 de marzo de 2012

TURNO DE URGENCIAS

Que yo recuerde, en cinco años de profesión, creo que ya es la segunda vez que me ocurre.

Serían las dos de la mañana cuando una mujer mayor (yo la echaba no más de 80 años) se acerca a la recepción. Me comenta que su marido se encuentra mal, dándome a entender que padece del corazón. Yo me ofrezco a llamar al hospital, pero la mujer rechaza mi oferta, pidiéndome que llame a otra mujer que se alojaba con ellos. Llamo a la habitación y le comunico lo sucedido. La mujer se reúne con la anciana en la habitación para ver al hombre cuando al rato me pregunta la dirección del hospital. Le entrego un plano y le indico la ruta.

- Parece sencillo, pero seguro que me pierdo.

Yo vuelvo a insistir en lo de llamar al hospital, y la mujer me pide que llame a una ambulancia medicalizada, para poder estabilizar al hombre (a todo esto, el hombre estaba bien, ¿eh? Había nervios, pero sabíamos disfrazarlos). Llamo a la ambulancia y a los pocos minutos (no más de quince) llegan. Finalmente se llevan al hombre al hospital (en observación). A la noche siguiente, pregunto a la compañera, y resulta que el hombre ya está de nuevo en el hotel.

La verdad es que en estos casos, uno acaba con los nervios a flor de piel, pero lo importante es saber controlarlos, tranquilizarse y seguir un único y sencillo paso: llamar a una ambulancia. Y suerte de que no llegó a más, porque la otra vez que pasó... No sé si ya lo he comentado en otro post, pero, resumiendo: bodas+alcohol+señor mayor = susto enorme.

viernes, 3 de febrero de 2012

AVISO

Actualizo con este mini post únicamente para advertiros que sigue abierto y que no me he olvidado de él ni de vosotros. Lo que pasa es que mi vida de recepcionista ya va siendo algo más tranquila y normal, y ya apenas hay nada relevante que contar. Aun así, atentos todos a vuestras pantallas (de ordenador) por si de repente aconteciese algo digno de mencionarse por aquí.

Por cierto, a partir de este sábado, y hasta el 19 (inclusive) estoy de vacaciones, así que tendréis que esperar dos semanitas más hasta que pueda publicar algo.

PD: Os dejo con una pseudo-tradición por estas fechas: la fuente de la entrada del hotel congelada:

martes, 3 de enero de 2012

FIN DE AÑO

Bueno, antes de nada, feliz año a todos. Y sí, este año em ha tocado currar esta noche. Si recordáis, el año pasado trabajé en Nochebuena y en Navidad, con el incentivo de librar en Nochevieja y Año Nuevo (si no os acordáis, os dejo aquí el enlace a la publicación correspondiente). Pues este año es al revés. He librado en Navidad para tener que currar en Nochevieja.

Al principio me emparanoyé (¿está así bien escrito?) con lo de siempre: pesados, borrachos, gente que se apalanca en el hall hasta el amanecer... Pero no, ha sido una noche tranquila. No he tenido ningún problema (razón por la cual ya no actualizo mucho el blog). Lo único, pues una muchacha, que se ha quedado un buen rato en la barra de la cafetería (delante de la recepción). Ya se sabe, estas son fechas de alegría, jolgorio, llanto... Pues eso. Que eso es lo único.

¡Ah, bueno! Los horarios no son los mismos que en Navidad (esos monstruosos turnos de doce horas). Pues no. Los turnos "raros" empezaron ya el viernes 30, en el que trabajé una hora menos (salí a las 7 de la mañana), hora que recupero el sábado (es decir, trabajo una hora más, entrando a las 11 de la noche), por lo que me como las uvas en el hotel, que ni uvas ni nada. No me llevaron las uvas a la recepción. ¿Y qué hice? Pues comer kikos. Sí. El turno anterior había dejado un cuenquito con un popurrí de frutos secos y yo me puse a comer kikos (que es que me pirran), eso sí, a mi aire, tranquilamente, solo, en la oscura y fría recepción...

Ahora viene el turno peor, el del domingo, que son 10 horas (de 21 a 7). Eso sí, libro lunes a miércoles (yupi!!!) y de nuevo turnos normales de 12 a 8. Y eso fue lo único malo, el horario, porque fue otro tanto como Nochevieja, un turno tranquilo. Lo único, un cliente que se me quedó casi dos horas enganchado al ordenador (al que tenemos para los clientes), desde las doce hasta casi las dos de la mañana que estuvo, y las luces del hotel, todas encendidas, pero en cuanto apagó el ordenador, yo ya me puse a apagarlo todo.

Visto lo visto, en comparación con el año pasado, éste ha sido uno muy tranquilito, y es de agraceder, tanto que nos lo han agradecido a nosotros. Me explico: hemos recibido un correo en el que se nos felicita a todos los empleados por los resultados tan estupendos de estos dos días. Así sí vale la pena venir a currar, ¿eh? Deslomarte (en cierto sentido) porque los clientes pasen una estancia agradable y recibir a cambio una palmadita en la espalda es lo justo. Sí, es lo justo, porque siempre es mejor una palmadita en la espalda que un tirón de orejas, ¿no? Pues eso.