LIBRO DE VISITAS

martes, 3 de enero de 2012

FIN DE AÑO

Bueno, antes de nada, feliz año a todos. Y sí, este año em ha tocado currar esta noche. Si recordáis, el año pasado trabajé en Nochebuena y en Navidad, con el incentivo de librar en Nochevieja y Año Nuevo (si no os acordáis, os dejo aquí el enlace a la publicación correspondiente). Pues este año es al revés. He librado en Navidad para tener que currar en Nochevieja.

Al principio me emparanoyé (¿está así bien escrito?) con lo de siempre: pesados, borrachos, gente que se apalanca en el hall hasta el amanecer... Pero no, ha sido una noche tranquila. No he tenido ningún problema (razón por la cual ya no actualizo mucho el blog). Lo único, pues una muchacha, que se ha quedado un buen rato en la barra de la cafetería (delante de la recepción). Ya se sabe, estas son fechas de alegría, jolgorio, llanto... Pues eso. Que eso es lo único.

¡Ah, bueno! Los horarios no son los mismos que en Navidad (esos monstruosos turnos de doce horas). Pues no. Los turnos "raros" empezaron ya el viernes 30, en el que trabajé una hora menos (salí a las 7 de la mañana), hora que recupero el sábado (es decir, trabajo una hora más, entrando a las 11 de la noche), por lo que me como las uvas en el hotel, que ni uvas ni nada. No me llevaron las uvas a la recepción. ¿Y qué hice? Pues comer kikos. Sí. El turno anterior había dejado un cuenquito con un popurrí de frutos secos y yo me puse a comer kikos (que es que me pirran), eso sí, a mi aire, tranquilamente, solo, en la oscura y fría recepción...

Ahora viene el turno peor, el del domingo, que son 10 horas (de 21 a 7). Eso sí, libro lunes a miércoles (yupi!!!) y de nuevo turnos normales de 12 a 8. Y eso fue lo único malo, el horario, porque fue otro tanto como Nochevieja, un turno tranquilo. Lo único, un cliente que se me quedó casi dos horas enganchado al ordenador (al que tenemos para los clientes), desde las doce hasta casi las dos de la mañana que estuvo, y las luces del hotel, todas encendidas, pero en cuanto apagó el ordenador, yo ya me puse a apagarlo todo.

Visto lo visto, en comparación con el año pasado, éste ha sido uno muy tranquilito, y es de agraceder, tanto que nos lo han agradecido a nosotros. Me explico: hemos recibido un correo en el que se nos felicita a todos los empleados por los resultados tan estupendos de estos dos días. Así sí vale la pena venir a currar, ¿eh? Deslomarte (en cierto sentido) porque los clientes pasen una estancia agradable y recibir a cambio una palmadita en la espalda es lo justo. Sí, es lo justo, porque siempre es mejor una palmadita en la espalda que un tirón de orejas, ¿no? Pues eso.